Hasta hace poco, a la Parroquia El Junquito llegaba el agua -con suerte- una vez cada 28 días. Las casas eran provistas para un mes de escasez: las mesas, camas, neveras, los estantes estaban repletos de peroles y perolitos con el líquido. Es así como estos hogares pasaron a tomar el nombre de casas de agua.
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