Los analistas de Wall Street están especulando con lo que ellos creen percibir como un giro importante en la estructura de empleo de la República Popular de China. Señalan que la masa trabajadora que se incorpora constantemente al mercado está disminuyendo rápidamente y que pronto China no contará con trabajadores baratos capaces de generar ganancias para los inversionistas capitalistas. Políticamente, Washington está festejando la noticia. Desde la perspectiva económica, sin embargo, Nueva York está de duelo.
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