La sangre y sus componentes dan vida; de ella dependen procesos tan esenciales como la respiración, circulación, transporte de nutrientes, protección contra el entorno y regulación de la temperatura corporal. Una transfusión puede mejorar la salud e incluso salvar a personas con traumatismos, hemorragias internas, intervenciones quirúrgicas, tratamiento de cáncer, anemia por enfermedades o trastornos hemorrágicos.
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