Marx sostenía que los grandes hechos de la historia
suceden primero como tragedia y después se repiten como farsa. Algo así
podría suceder con el Titanic, sobre todo teniendo en cuenta la
intención de un multimillonario australiano de hacer un tributo a los
hombres y mujeres que construyeron el barco original. ¿Cómo? Con una
réplica.
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