viernes, 2 de agosto de 2013

No importa si eres casado o soltero, debes leer esta historia, te impactará mucho

Cuando llegue a mi casa esa noche, mientras que mi esposa me servía la cena, tomé su mano y le dije, “tengo algo que decirte”. Ella se sentó y comió callada. La observe y vi el dolor en sus ojos. De pronto no sabía cómo abrir mi boca. Pero era mi deber expresarle lo que pensaba: “Quiero el divorcio”, le expresé. Ella no parecía estar disgustada por mis palabras y me pregunto suavemente “¿Por qué?, esas no son cosas de un hombre como tú”.

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