Cuando se trata de un niño saludable, la
fiebre no suele ser indicio de algo grave. Aunque puede asustar que la
temperatura de su hijo aumente, la fiebre en sí no es perjudicial y, de
hecho, puede ser buena; con frecuencia es la forma que tiene el cuerpo
de combatir las infecciones. Y no es necesario tratar todos los tipos de
fiebre. Sin embargo, la fiebre alta puede hacer que su hijo se sienta
molesto, además de agravar problemas como la deshidratación.
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