Mucho se ha dicho, con razón, que la fatalidad de la derecha con todas
sus variantes, estriba en que sólo han logrado perfilar tenuemente una
unidad anti-Chávez, y con ello anti-socialista, anti-democrática.
Cargados de odio. Sin considerar la máxima de San Agustín: “Odiar es
como beber veneno y esperar que otra persona muera“.
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