Al principio lo llamaron Rex, acrónimo del término ‘robotic
exoeskeleton’ (exoesqueleto robótico). Pero poco después rebautizaron a
la criatura con el nombre de Frank, en un guiño a Frankenstein. Frank
necesitaba un riñón y se lo donaron. Le hacía falta un páncreas… y
consiguió uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario