El wearable definitivo
no necesita pantalla, porque el contenido se muestra en la piel. Es la
premisa tras Cicret, una pulsera que utiliza un pequeño proyector para
trasladar la pantalla del smartphone al antebrazo. Una vez allí un láser
detecta el dedo del usuario para permitirle usar WhatsApp, tuitear o
leer el periódico desde su brazo. ¿La pega? Todavía no existe, sino que
se trata de un proyecto de dudoso futuro.
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