Era un imposible. Casi una quimera. Barbie, la muñeca de cuerpo perfecto,
amada y vilipendiada a la vez por sus medidas de escándalo, tan
increíbles como imposibles, cambia. Y lo hace para bien: para adaptarse
al siglo XXI, a los múltiples cuerpos que se encuentran en la sociedad y, básicamente, al mundo real.
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