Hace 2.5 millones de años la población de animales carnívoros que vivía en Norteamérica comenzó a entrar al sur en pequeñas oleadas. En algunas zonas del continente había menes activos, pozos de asfalto, en los que se acumulaba agua en la superficie por la que crecía una gran cantidad de plantas alrededor de esos charcos permitiendo a caballos, camellos, báquiros, y cualquier cantidad de animales herbívoros, alimentarse de esa vegetación circundante y que además bebieran agua.
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