Agatha Christie tenía un miedo permanente a ser entrevistada y a aparecer en público. Y el gran escritor argentino Jorge Luis Borges era un tímido consumado que hasta los 42 años mandaba a su amigo Oliverio Girondo a leer sus discursos. Tímidos eran también Albert Einstein, Abraham Lincoln, el inventor Orville Wright o el escritor Raymond Carver.
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