A los hombres nos gusta cortejar a las mujeres,
seducirlas, sorprenderlas, amarlas, pero sobre todo nos gusta que ellas
se sientan atraídas, seguras, nos gusta siempre ser el motor que las
encienda, sin embargo ¿qué pasa cuando ellas son las que con una pequeña
actitud nos “prenden la mecha”?, pregunta De10.com.mx.
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