El cerebro de Albert Einstein fue preservado tras su muerte en 1955,
algo que se mantuvo en secreto durante décadas, con el objetivo de
tratar de dilucidar qué hizo de este científico de origen judío uno de
los mayores genios del siglo XX. ¿Era su cerebro normal, tan normal como el de cualquiera, o poseía algún rasgo distintivo que le hacía más inteligente? Un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Florida realizado a partir de la observación de la corteza cerebral del físico ha descubierto unas características únicas que podrían diferenciarlo de la mayoría de la gente, una diferencia en la que podría encontrarse la clave de sus extraordinarias capacidades cognitivas.
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