lunes, 25 de enero de 2016

Emma Ortega, ex-ministra del breve sueño organopónico

Siempre he pensado que la ética de las revoluciones puede medirse por el trato dado a sus más humildes colaboradores, esos cuya única riqueza es su intachable hoja de conducta y cuyo único poder es el sacrificio de luchar toda la vida por el socialismo junto a los pobres.

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