Ya es cosa corriente. El personal que trabaja en las emergencias de
los hospitales coincide en calificar un ingreso por accidente en
motocicleta como un evento cotidiano. Apenas cuando se trata de un niño
que terminó con el pie atrapado en la cadena o la rueda trasera de la
moto, o de una abuela arrollada en pleno rayado peatonal, aquel evento
trasciende lo común y vale comentarios.
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