Creo que mis mayores discusiones en casa siempre fueron porque no me dejaban hacer las mismas cosas que a mi hermano: “es que tú eres niña” esa frase lapidaria me hacía salirme de mis casillas cuando la usaban para no dejarme hacer algo, pero a la vez me siento afortunada porque aún viniendo de una familia conservadora, religiosa y venezolana, siempre fui alentada por mis padres a cultivar mi inteligencia, talentos y sueños. Tuve la suerte de no ser como otras niñas de mi edad que eran alentadas a conseguir su principe azul para que le resolviera todos su problemas.
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